Recuerdo que había que tener arte o mucho cuidado para servir el sifón, si te pasabas un poco apretando y salia con mucha presión no llenabas el vaso, pero si que refrescabas al que estaba a tu lado. No recuerdo su sabor, pero además de tomarlo solo se utilizaba para rebajar el vino o el vermut al igual que la gaseosa.
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LA FABRICACIÓN LAS AGUAS - LAS BEBIDAS GASEOSAS
Reseña Histórica:
Su historia es muy antigua. Los romanos ya conocían fuentes de aguas carbonatadas efervescentes. Estas aguas se transportaban desde largas distancias en recipientes sellados para que no perdieran la efervescencia. Sólo podían adquirirlas personas muy ricas: los emperadores o las familias que vivían cerca de las fuentes. Se creía que tenían propiedades curativas, en especial para los problemas digestivos. Las primeras pruebas de fecha de fabricación de agua mineral artificial data del siglo XVI Pero, en ese tiempo, se conocía imperfectamente el ácido carbónico y no se sabía como dosificar y reproducir los elementos de las aguas minerales. Los intentos del mismo género, reanudados en el siglo XVII, no tuvieron mucho más éxito.
Reseña Histórica:
Su historia es muy antigua. Los romanos ya conocían fuentes de aguas carbonatadas efervescentes. Estas aguas se transportaban desde largas distancias en recipientes sellados para que no perdieran la efervescencia. Sólo podían adquirirlas personas muy ricas: los emperadores o las familias que vivían cerca de las fuentes. Se creía que tenían propiedades curativas, en especial para los problemas digestivos. Las primeras pruebas de fecha de fabricación de agua mineral artificial data del siglo XVI Pero, en ese tiempo, se conocía imperfectamente el ácido carbónico y no se sabía como dosificar y reproducir los elementos de las aguas minerales. Los intentos del mismo género, reanudados en el siglo XVII, no tuvieron mucho más éxito.
Sólo está en 1768 con PRIESTLEY tiene éxito para saturar el agua de ácido carbónico para realizar el producto artificialmente. Hacia 1780 BERGMANN dio varios métodos para fabricar el agua gaseosa.
Las bebidas refrescantes de Zasil (Zacarías Silva) y La Extremeña comenzaron su producción en la calle Suárez Somonte 66, donde el primer propietario, Isaac Mateo Silva López, y su esposa, Eulalia Zama Bravo, tenían una bodega de vino. La heredó su hijo Zacarías Silva Zama quien durante muchos años estuvo fabricando estos productos de hielo --vendía diariamente más de mil kilos--, gaseosas y sifones. La fabricación comenzó en 1952. Dos años después de comercializar el vino de la bodega se fabricaban gaseosas y sifones. La bodega se cerró en 1980, y la fabricación de gaseosas y sifones en 1990.
Se llenaban los envases de los sifones en una máquina saturadora donde se mezclaba el agua con el gas carbónico. El agua fría, para que se mantuviera el gas, se ponía a una presión de tres o cuatro grados. El envase de cristal se colocaba invertido en la máquina saturadora; tenía un departamento donde desde una trampilla se abría el orificio donde entraba agua y gas y se llenaba cuando se compensaban las presiones; se hacía un vaciado de aire y seguía el proceso de llenado. Esta máquina tenía una zona protectora para en caso de estallar el envase de cristal no causara heridas.
A MANO Todo era manual y en la fábrica estaba siempre la familia. Se vendían unos cien o ciento cincuenta sifones diarios. Era más vocacional porque con el coste que tenía era hasta gravoso. Todo quedaba en casa ya que era la familia.
Un envase de sifón costaba 80 pesetas, se vendía a 15. Con este precio tenían que vender muchos sifones para amortizar el envase y a esto hay que agregar el trabajo, el coste de los productos, el agua que se traía en un camión cisterna y los que se rompían. Había mucha competencia. Cuatro empresas en Mérida era todo un récord.
Se llenaban los envases de los sifones en una máquina saturadora donde se mezclaba el agua con el gas carbónico. El agua fría, para que se mantuviera el gas, se ponía a una presión de tres o cuatro grados. El envase de cristal se colocaba invertido en la máquina saturadora; tenía un departamento donde desde una trampilla se abría el orificio donde entraba agua y gas y se llenaba cuando se compensaban las presiones; se hacía un vaciado de aire y seguía el proceso de llenado. Esta máquina tenía una zona protectora para en caso de estallar el envase de cristal no causara heridas.
A MANO Todo era manual y en la fábrica estaba siempre la familia. Se vendían unos cien o ciento cincuenta sifones diarios. Era más vocacional porque con el coste que tenía era hasta gravoso. Todo quedaba en casa ya que era la familia.
Un envase de sifón costaba 80 pesetas, se vendía a 15. Con este precio tenían que vender muchos sifones para amortizar el envase y a esto hay que agregar el trabajo, el coste de los productos, el agua que se traía en un camión cisterna y los que se rompían. Había mucha competencia. Cuatro empresas en Mérida era todo un récord.
Diseño del packaging del Sifón desechable Geiser, envasado en PET, botella de litro y medio con dosificador reutilizable. Este envase ha sido premiado con un Laus 30 de packaging, un liderpack y el WPO 2001.
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Gaseosa en sobres.
Cuando le pregunte a mi madre en el pueblo que si se acordaba de aquellas gaseosas que nos hacíamos en casa, me saco esta cajita que aun venden y parece ser que se utiliza en la preparación de pasteles. Me hizo recordar cuando en medio vaso de agua echábamos uno de los sobres y no pasaba nada, pero al mezclarlo con el otro, empezaban las burbujitas y a subir la espuma, tanto que si te habías pasado con el agua se salia del vaso o tenias que ir bebiendo para que esto no ocurriera. Su sabor era algo diferente al de las gaseosas embotelladas pero no estaba nada mal. También recuerdo que no me dejaban tomar muchas, no se la razón.
Gaseosa en sobres.
Cuando le pregunte a mi madre en el pueblo que si se acordaba de aquellas gaseosas que nos hacíamos en casa, me saco esta cajita que aun venden y parece ser que se utiliza en la preparación de pasteles. Me hizo recordar cuando en medio vaso de agua echábamos uno de los sobres y no pasaba nada, pero al mezclarlo con el otro, empezaban las burbujitas y a subir la espuma, tanto que si te habías pasado con el agua se salia del vaso o tenias que ir bebiendo para que esto no ocurriera. Su sabor era algo diferente al de las gaseosas embotelladas pero no estaba nada mal. También recuerdo que no me dejaban tomar muchas, no se la razón.
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